Estas últimas semanas, he tenido ocasión de quedar con vari@s amig@s bloguer@s y, aparte de pasar un rato muy agradable (como siempre, acompañado de comida y bebida :-) ), nos pusimos a charlar y comentar cosas sobre el mundo blogueril.
Entre otros temas, uno de los más recurrentes ha sido la fotografía culinaria.
Claramente, el escándalo de plagio entre varios blogueros -que no nombraré porque no viene al caso- ha dado mucho de que hablar.
La fotografía culinaria lleva bastante tiempo pegando fuerte y parece ser que los que no se suban al tren quedarán relegados a "blogueros de segunda".
Sí, la fotografía culinaria, este gran aliado de los blogueros cocineros que hace que "una receta pase a otro nivel"...
Es curioso ver como, en esta sociedad cada vez más acostumbrada -hasta diría que adicta- a las pantallas, el impacto visual sea lo que prevalece.
Sí, seamos sinceros, la comida entra por los ojos, así que más vale que el plato sea apetecible.
Pero ahora no sólo basta con eso, ya se habla de "#foodporn" y millones de términos y hastags más, usados para describir lo que al fin y al cabo, es un plato que tiene una pinta increíble...
Yo no digo que no me importe la fotografía, nada más lejos de mi opinión, es un arte que me fascina. Esa capacidad de captar sensaciones y emociones en una imagen es para mí un don.
Sin embargo, creo que nos estamos pasando un poco con este tema.
Todo tiene que estar perfecto y bonito, todo precioso como si viviéramos en el mundo de la piruleta siempre.
Que si filtros, que si me lo paso chupi sola/con mis amigos, que si me tomo esto, lo otro, y al final enfocamos todo en un trocito de algo que fotografiamos, sin retratar el caos que hay alrededor ni la vida real tal y como es de verdad.
Conozco muchísimos blogs que tienen fotos cutres (las cosas como son) pero que tienen recetas de 10, y al contrario, blogs que tienen fotos preciosas pero que, si te paras a leer la receta, ya tienes claro que esto no puede estar bueno ni de lejos...
Total, que me hace gracia que ciertas personas valoren un blog culinario por su fotografía sin darle la importancia que se merece al contenido.
Es más, cuando llevas unos cuantos años en esto de ser bloguero culinario, te das cuenta de que las entradas de tu blog que más visitas reciben son las de recetas súper sencillas y rápidas. Tiene sentido, porque cuando te paras a pensar, ¿quién busca recetas en Internet?
Suelen ser los cocineros novatos, estudiantes recién independizados, cocineros inexpertos que quieren hacer un plato que vean "factible" para su nivel en la cocina.
Ni espuma de noséqué, ni reducción de nosécuánto, ¡ni leches en vinagre!
Cosas fáciles, rápidas, con ingredientes que cualquier persona de a pie tenga en su despensa...
Y digo yo, ¿quién lee, prepara y comenta estas recetas de alta gastronomía acompañadas de fotos de nivel equiparable?
La respuesta está clara: otros blogueros.
Blogueros que también valoran todo el trabajo que conlleva eso: imaginar la receta, hacer pruebas, cocinar, fotografiar, redactar y publicar (eso sin contar con el tiempo que dedican algunos en "editar" con Photoshop; sí, sí, yo no tengo tiempo para ello, ni tengo Photoshop, pero muchísimos blogueros lo hacen).
Eso es un trabajo a tiempo completo, y yo no tengo tiempo para ello.
Soy autónoma, no tengo chacha que me limpie la casa, cocino, blogueo, y hasta salgo de vez en cuando. ¡Menos mal que no tengo hijos! :-)
Amig@s, la vida está para disfrutarla, sin agobios ni obligaciones.
¿Verdad que sí?
Pues todo este rollo viene a cuento de que las fotos de hoy no soy la pera limonera, no.
Y en este blog encontraréis muchas por el estilo o peor.
Fotos sacadas de noche en la cocina con flash, tras un día agotador, pero con delante un plato reconfortante y delicioso, que hace que te olvides de todo lo malo, sin más.
De eso va este blog.
Que venga la gente a visitarme no es el objetivo.
Por supuesto las visitas son más que bienvenidas, y ¡los comentarios se valoran como si fueran tesoros!
De hecho, los modero, los leo y contesto a cada uno de ellos. Es muy importante para mí ver las reacciones a las recetas, ver cómo la gente prueba mis recetas y lo agradezco con toda mi alma.
Simplemente quiero subrayar que este es mi espacio donde digo, publico y explico lo que yo quiera, como quiera y con los medios que pueda en cada momento.
Que me juzguen y que diga lo que quiera la gente, eso no lo podré impedir nunca.
Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiaréeeee.
(Vale, estoy desvariando... ¡Jiji!)
:-D
En fin, que estas recetas son recetas probadas y comprobadas, y son la "imagen" de un pedacito de mi vida, del momento en el que las he preparado, las he probado, las he disfrutado y compartido, y eso es lo que importa.
Esta sopa de hoy es una auténtica delicia.
Sabrosa, fácil y muy reconfortante, es apta para todos los niveles y bolsillos.
Aunque sea con fotos cutrecillas, os aseguro que merece la pena, ¡y mucho!
¿Qué más se puede pedir?
Nada, ¡que os dé la receta!
;-)
Ingredientes (para 6 personas):
600 g de cola de merluza
200 g de salmón (1 rodaja)
250 g de almejas
1 cebolla
1 puerro
2 dientes de ajo
1 ramita pequeña de apio
2 zanahorias gorditas
4 tomates de pera
50 ml de brandy (opcional, sustituible por vino blanco)
aceite de oliva
2,5 L de agua
sal
Para esta receta, se pueden usar otros pescados sin problema, uno blanco y uno más sabroso. Incluso se pueden añadir gambas y/o mejillones.
Receta:
Ante todo, tienes que pedirle a tu pescadero que te prepare los pescados: quitar la piel y las espinas y cortar a dados medianos.
Conserva estas sobras.
Pon las almejas en agua bien fría, cambiándola 3-4 veces (para que suelten la arena que puedan tener).
Prepara un caldito exprés de pescado: pon las sobras de pescado (bien lavadas en agua fría) en los 2,5 L de agua y pon a hervir. Cuando rompa a hervir, baja el fuego y deja a fuego suave.
Mientras hierva, prepara la base de la sopa.
Lava/pela y pica a trocitos pequeños las verduras (la cebolla, el ajo, el puerro con un poco de verde y bien lavado, la zanahoria y los tomates a daditos con piel).
En una olla mediana, rehoga en un poco de aceite toda la verdura menos el ajo y el tomate con 2 pizcas generosas de sal.
Cuando la cebolla esté transparente, añade el ajo. Remueve y deja un minuto más.
Sube el fuego y echa el brandy. Deja a fuego fuerte que evapore el alcohol un minuto.
Baja un poco el fuego y añade el tomate picado.
Cuando veas que el tomate empiece a hacerse (2 minutos), añade el caldo colado, que tenías a fuego bajo al lado).
Deja cocer 10 minutos y tritura.
(Yo no la cuelo, la muelo bien pero si quieres, puedes colarla para eliminar cualquier pellejito de tomate).
Ahora, añade los trozos de pescado y las almejas escurridas y deja cocer entre 5 y 10 minutos (cuando veas que se abren las almejas).
Deja reposar tapado 3-4 minutos más antes de servir.
Como os decía, una receta fácil y deliciosa, sin complicaciones.
Se puede preparar de un día para otro sin problema, hasta diría que está más rica (a mí me gusta más)...
:-)
Es un tema que vuelve y vuelve, y sigue estando muy en boca del mundillo este de la blogosfera. Es verdad que desde el gran boom de los blogs la cosa se ha disparado, y salido un poco de madre... A mí me encantan las fotos preciosas, claro, y tengo envidia sana de esos artistas que todos conocemos que siempre hacen posts con fotos de 10, pero luego la receta es otro tema. Y el propio blog! Yo sigo visitando y comentando a mis favoritos, que pueden o no tener fotos de escándalo, se trata de algo más, de eso que transmite la otra persona, que te hace conectar. El estilo personal, el gusto por la cocina... Tú eres un ejemplo ;).
ResponderEliminarMis fotos cutres del principio de los tiempos siguen ahí (menos las que perdí...), y no me dan vergüenza, me traen morriña de tiempos más sencillos, la verdad. A veces parece que si no tenemos tiempo para sacar una foto casi de estudio no merece la pena estar en el blog, pero al final lo que cuenta es la propia receta! Porque si una foto, por muy bonita que sea, es demasiado "falsa", no me transmite mucho, la verdad. Es un bodegón más. Necesito ver el hogar detrás, a los comensales esperando para devorar el plato o meter las manos al dulce, imaginarme esa cocina o ese comedor real, que esos cubiertos se usen y las servilletas monas se manchen. Y que cada bloguero tenga su estilo, los clones y las imitaciones terminan siendo aburridos y no transmiten nada. Me gusta poder reconocer a un autor sólo por el estilo de sus fotos y de sus recetas.
Todo este rollo para decirte que devoraría ya mismo ese plato de sopa, cómo me apetece!! Me recuerda al guiso caldoso de mi madre, aunque ella nunca usa salmón. Lo tengo que probar :).
Un abrazo
Estamos totalmente de acuerdo!! Este momento en el que ves las caritas de la gente, que han estado esperando el plato, oliendo el refrito, el dulce aroma del bizcocho sacado del horno, que han oído el crujido de la corteza del pan al cortarlo, eso vale mil veces más que cualquier cosa. Está claro que las fotos son un añadido de peso y la carta de presentación, pero donde esté la cuchara, que se quite lo demás, jaja!!
EliminarUn besito, Liliana! Y gracias por tus amables palabras y tu tiempo, que se agradece muy sinceramente ;-)